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Imagen de manseok Kim en Pixabay
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31 de octubre de 2021

Los procedimientos de seguridad que un tripulante de cabina sabe desde la escuela y salvan vidas

Con motivo de la celebración de la Semana Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo, que comenzó el pasado día 25 y termina hoy, Tarjeta de Embarque propuso una serie de dos artículos sobre las medidas de seguridad que un tripulante de cabina de pasajeros aprende desde su formación y tiene presente durante toda su carrera profesional.

En la primera publicación de la serie titulada ‘La formación de los TCPs en materia de seguridad en la Semana Europea de la Seguridad en el Trabajo’ se trataban los procedimientos regulares de seguridad que las azafatas realizan cotidianamente durante su día a día. En esta entrada se hablará de los procedimientos extraordinarios destinados a salvar de forma directa la vida de los pasajeros, sobre la que siempre tienen responsabilidad. Se trata de acciones que pocas veces un tripulante de cabina debe realizar, incluso algunos no llegan a emprenderlas en toda su carrera profesional, pero que todos los profesionales tienen en su cabeza porque las repasan día a día, vuelo tras vuelo, y que conocen bien desde su etapa formativa porque la han tenido que aprender y asimilar para superar un examen que le da su título oficial de TCP homologado por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea.

Las titulaciones homologadas destinan gran parte de su carga horaria al aprendizaje de estos protocolos para que los futuros profesionales tengan interiorizado cómo deben actuar en casos de emergencia. Es importante destacar que todos los conocimientos de un TCP se adquieren en la etapa formativa a través de contenidos teóricos y módulos de formación práctica que tienen lugar en los simuladores que los centros ponen a disposición del alumnado. No existen las prácticas profesionales en la aviación civil y todos los integrantes de la tripulación ejercen su trabajo en un avión con su titulación correspondiente. Por eso es tan importante que el aprendizaje sobre seguridad arraigue desde el principio en las motivaciones de los alumnos, y así se inculca desde las escuelas.

Los TCPs deben saber asistir a un pasajero que se encuentre indispuesto y realizarle mecanismos sanitarios orientados a salvarle la vida, ya sea una reanimación cardiopulmonar, una maniobra Heimlich en caso de atragantamiento o facilitar oxígeno artificial en casos de ansiedad o desvanecimiento. Pero también deben reconocer situaciones que superan su capacitación y en las que el paciente precise de la intervención de un médico para reclamar uno entre el resto del pasaje, solicitar el permiso del comandante para que sea atendido por el profesional que se preste, y poner a su disposición el kit de supervivencia con el que va dotado el avión.

En ocasiones las azafatas y auxiliares de vuelo deben hacer frente a episodios de agresividad y pérdida de autocontrol de uno o varios pasajeros. Aunque son circunstancias en las que, en principio, no existe una peligrosidad evidente, sí es necesario intervenir para que no derive una situación que ponga en cuestión la seguridad de parte del pasaje. La tripulación debe actuar con decisión y estar preparada para intervenir en caso de que sea necesario la inmovilización de la persona que produce el altercado. Aunque no es una materia obligatoria en el programa lectivo, algunas escuelas ofrecen módulos formativos en los que enseñan técnicas de defensa personal para facilitar la intervención en momentos de este tipo.

Pero en los vuelos se pueden producir situaciones que pueden comprometer la integridad de todas las personas que van a bordo así como la del propio avión. La mejora tecnológica ha hecho que tanto las aeronaves como el tráfico aéreo sea cada vez más seguro y eficiente, pero se trata de un medio de transporte donde el equilibrio puede estar más comprometido, pese a ser, por estadísticas, el más seguro. Por eso los TCPs están preparados desde su periodo de formación a enfrentarse a situaciones complejas como apagar un fuego en la cabina, preparar un aterrizaje de emergencia o la evacuación del avión, que además se debe realizar en menos de 90 segundos independientemente de su envergadura y capacidad. También debe preparar los botes salvavidas y hacer que el pasaje se suba a ellos mientras lanza las señales de socorro y localización desde una radiobaliza.

Se trata de acontecimientos que pocas veces se dan, pero que por ser posibles y tener una influencia tan crítica sobre la seguridad de las personas, hacen que los procedimientos de seguridad para enfrentarlos sean el eje central de los conocimientos de un tripulante de cabina de pasajeros. Se les infunde desde el primer día que entran en una escuela y desde el primer día que entran en una compañía, todos los días y en todos los vuelos. Saben de memoria procedimientos que es posible que nunca pongan en práctica pero, de repetirlo, se acaba por convertir en un instinto que les llevará a actuar en cuanto salte la oportunidad.

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Fecha de embarque

20 de abril de 2024

Puerta

12

Vuelo

v00456

Asiento

b24

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