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Foto de Philippe Donn en Pexels
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15 de mayo de 2021

El Día Mundial de la Astronomía recuerda la importancia de las estrellas en la navegación aérea

Este 15 de mayo se celebra una edición más del Día Mundial de la Astronomía. Se trata de una conmemoración que tiene lugar dos veces al año desde 1973, cuando Doug Berger, presidente de la Asociación Astronómica del Norte de California, instauró una jornada para incrementar el interés de la gente por el espacio y la astronomía. Su objetivo era hacer que la ciencia astronómica fuera accesible para el público en general, facilitando su conocimiento y comprensión y poniendo los medios necesarios para su disfrute. Así fue cómo llenó de telescopios las zonas más concurridas de la ciudad de California, en Estados Unidos, despertando la curiosidad de miles de personas que pudieron deleitarse con la belleza e inmensidad del universo y entender que sus secretos son más cercanos de lo que podían pensar.

Desde entonces, el Día Mundial de la Astronomía se oficia dos días al año durante los equinoccios de primavera y otoño. El de primavera debe coincidir con un sábado entre mediados de abril y mediados de mayo, el más cercano a la primera luna cuarto creciente. Y el de otoño durante el sábado más cercano al primer cuarto de luna entre septiembre y octubre.

Durante estas dos jornadas se celebran alrededor del mundo infinidad de eventos públicos de carácter local, organizados en su mayoría por pequeñas asociaciones de astronomía  que suelen contar con entusiastas muy capacitados, algunos de ellos con sólida formación científica. 

La astronomía también ha sido objeto de celebraciones mucho más solemnes a nivel mundial, al menos en cuanto la entidad de sus organismos promotores. El año 2009 fue declarado Año Internacional de la Astronomía (AIA2009) a propuesta de la Unión Astronómica Internacional (IAU), iniciativa apoyada por la UNESCO. El acontecimiento se convirtió en una oportunidad para que el mundo entero conociese la importancia de la astronomía en la historia de la humanidad, a la vez que sirvió como plataforma para la difusión sobre los últimos descubrimientos astronómicos. Su organización fue un ejemplo de colaboración entre los grandes organismos y esas pequeñas asociaciones y agrupaciones locales y regionales aficionadas que funcionan en todo el mundo y acercan la cultura astronómica a la gente. Se establecieron una serie de comités encargados de gestionar y coordinar las actividades del AIA2009 con todas las iniciativas participantes a lo largo del planeta, donde se podían encontrar desde administraciones estatales a modestas organizaciones locales, cada una con sus propias necesidades y recursos.

 

La importancia de la astronomía en la navegación aérea

La astronomía es la ciencia que estudia los cuerpos celestes del universo, desde los planetas y sus satélites a los cometas y meteoroides, las estrellas y la materia interestelar, la materia oscura, gas y polvo que forman las galaxias y los cúmulos de galaxias,  sus movimientos y los fenómenos ligados a ellos. También abarca el estudio de la formación y el desarrollo del universo en su conjunto mediante la cosmología, y se relaciona con la física mediante la astrofísica, con la química a través de la astroquímica y con la biología en la astrobiología.

Las astronomía ha tenido una importancia capital en la historia de la navegación y ha sido fundamental en el desarrollo de los medios de transporte. Primero en la navegación marítima y oceánica y después aplicada a la navegación aérea, en ambos casos la ciencia astronómica ha sido clave para que barcos y aeronaves sepan siempre dónde están y cómo llegar a su destino.

Actualmente el GPS (Global Position System) es la herramienta utilizada por barcos y aviones para conocer su posición en el planeta. Los satélites que orbitan la Tierra envían constantemente señales a los dispositivos de posicionamiento de las naves para que sus tripulaciones sepan su posición y determinen la ruta a seguir. Pero la navegación astronómica sigue vigente en muchos programas formativos de los navegantes que, ante una eventual pérdida de la comunicación con satélites y balizas, deben conocer los principios de orientación a partir de la observación de las estrellas.

La navegación astronómica se desarrolló durante siglos en el entorno marítimo. Desde que el ser humano se lanzó al mar buscó la manera de guiarse cuando se adentraban en el océano y se perdían las referencia de las costas. Los pioneros se dieron cuenta que la localización de las estrellas en el cielo podían facilitar su ubicación y, por lo tanto, el rumbo que debían seguir. Los vikingos ya se ayudaban de la Estrella del Norte para estimar su latitud, la posición que ocupaban con respecto al Ecuador. 

Así se fue desarrollando la navegación por estima, para la cual debían incluir el factor tiempo en las mediciones de forma que sus cálculos tuvieran en cuenta la velocidad. Algo complicado sin la ayuda de cronómetros o relojes precisos, más allá de los antiguos relojes de arena, por lo que la velocidad se solía calcular tirando por la borda  una cuerda con nudos atados a distancias regulares para contar cuántos pasaban por el costado. Este sistema fue el responsable de que la velocidad en navegación se mida en nudos.

La Edad Media trajo nuevos avances como la brújula, que permitía conocer la orientación de los puntos cardinales, o los relojes precisos, básicos para conocer la longitud, es decir, la posición con respecto a los meridianos. Pero la verdadera evolución vendría ya en la Era Moderna con la invención del sextante, un instrumento que permite medir la separación angular entre dos objetos como el Sol y el horizonte. Midiendo la elevación del Sol y sabiendo la hora del día se determina la latitud a partir de sencillos cálculos matemáticos. Además, la precisión de los cronómetros y las brújulas de entonces hicieron que este sistema de navegación fuese muy fiable y estuviese vigente en la náutica y en la aeronáutica hasta bien entrado el siglo XX. A partir de entonces convivió con otros sistemas como la radionavegación o la navegación hiperbólica, que utiliza radiotransmisores para definir la ubicación de una nave entre dos o tres radiotransmisores fijos.

La aviación, que comenzó a desarrollarse en el siglo XX, ya empezó a utilizar estos sistemas de navegación modernos y precisos. Los primeros vuelos transoceánicos se encontraban con amplia zonas donde ciegas de radiobalizas, por lo que tomaron de referencia la navegación marítima e incorporaron instrumentación y conocimiento específicos para utilizar el sextante junto al cronómetro, el almanaque aéreo y la tabla de reducción. En estos vuelos existía la figura del navegante, que se ocupaba de combinar los medios de navegación a sus disposición para determinar si la posición del avión y la ruta a seguir.

El lanzamiento de los primeros satélites orbitales a partir de la segunda mitad del siglo XX, fruto de la carrera espacial lanzada por la URSS y los Estados Unidos, aceleró nuevos sistemas de navegación como el GPS, que actualmente es el método universalmente utilizado. Y no solo en el sector náutico y aeronáutico, sino también por millones de personas que lo tienen implementado en diferentes dispositivos de su vida cotidiana como el coche, el teléfono o incluso el reloj. 

Pero para llegar hasta aquí fue preciso dominar primero la información que aportan las estrellas que desde hace milenios analiza e interpreta la ciencia de la Astronomía. Sin ella los tripulantes de cabina de pasajeros no podrían realizar su trabajo con toda seguridad a 30.000 pies de altura

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29 de marzo de 2024

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