Para trabajar como auxiliar de vuelo en España es necesario estar en posesión del título de Tripulante de Cabina de Pasajeros (TCP), o de su correspondiente homologación para ejercer en el extranjero. El certificado de TCP lo expide la autoridad aeronáutica competente y puede obtenerse realizando la formación en una compañía aérea o haciéndolo a través de un centro homologado.
Ambas opciones son válidas y cada una tiene sus particularidades, sus pros y sus contras. La formación a través de una compañía aérea es más intensiva y está orientada, como es lógico, a las dinámicas de trabajo propias de esa compañía. Algunas compañías ofrecen la programación de manera gratuita y establecen, como contrapartida, una serie condiciones en la contratación. Por el contrario, la formación a través de un centro homologado es más flexible en cuanto a tiempos y suele ofrecer programaciones que se adaptan a diferentes ritmos.
Este artículo se centrará en la segunda opción, la obtención de la titulación en una escuela homologada para futuros TCP. Te sugerimos que tengas en cuenta una serie de puntos básicos para elegir la escuela para formarte y obtener el título de Tripulante de Cabina de Pasajeros
Exclusividad sectorial
No es lo mismo formarte en una escuela especializada en el sector que en otra en que la formación de TCP sea una programación más entre una amplia oferta formativa.
Los centros especializados tienen toda su estructura enfocada al sector de la aviación civil y cuentan con personal especializado en todos los ámbitos. Desde los equipos de administración, que están pendientes de todas las actualizaciones legales y administrativas del sector, al conjunto de sus docentes, un grupo homogéneo que se retroalimentan constantemente a través de su experiencia y conocimientos.
Formarse en un entorno que está dedicado exclusivamente a un ámbito en concreto enriquece el estudio y potencia el desarrollo de los futuros profesionales, por lo que es importante conocer bien a qué se dedica exactamente cada escuela y cuáles son sus áreas de especialización.
Antigüedad y experiencia
Si la exclusividad es un punto a favor, la experiencia es un grado. La trayectoria de un centro es muy importante porque le permite conocer la historia y el desarrollo del sector, anticipándose de forma ágil a futuros cambios en cuestiones legislativas o administrativas y adaptando su programación en consecuencia.
Los equipos docentes experimentados son capaces además de introducir matices que enriquecen la formación, aportando talento y altas competencias a sus alumnos. Realizar los estudios en una academia con veteranía puede marcar la diferencia a la hora de afrontar un proceso de selección en una compañía aérea y de desarrollarse profesionalmente en el sector.
Saber el año de constitución de la escuela y conocer de forma básica su trayectoria son puntos a tener en cuenta.
Formación práctica
La parte práctica de la formación de un tripulante de cabina es una de las más importantes. Es fundamental que el centro escogido tenga una programación bien estructurada dedicada a consolidar los conocimientos y las habilidades de sus alumnos en el ejercicio de la profesión.
Resulta conveniente saber de antemano el número de horas lectivas que la escuela dedicará a la parte práctica. E igualmente importante es conocer las condiciones en que se desarrollarán esos contenidos prácticos. La calidad del tiempo dedicado es tan significativo como la cantidad de horas programadas. Ejercicios como supervivencia en entornos hostiles, actuaciones ante situaciones de fuego o aplicación de primeros auxilios requieren reproducir situaciones con el mayor realismo posible en espacios habilitados para ello, priorizando siempre la seguridad de los participantes y optimizando su aprendizaje.
Conoce detalladamente cómo se estructura y en qué condiciones se desarrolla el contenido práctico de la formación.
Simulador propio
Como su propio nombre profesional indica, los tripulantes de cabina desarrollan su trabajo en la cabina de un avión, por lo que su formación deberá desarrollarse el mayor tiempo posible en una cabina. Lógico, ¿no?
Y la manera más eficiente de que las escuelas puedan ofrecer el mayor tiempo de formación en una cabina de pasajeros es disponer de un simulador en sus instalaciones. Contar con esta herramienta en el propio centro garantiza al alumnado pasar mucho tiempo interactuando con ella, e incluso poder acceder a ese espacio en cualquier momento para aclarar dudas o ilustrar un aprendizaje.
Carecer de un simulador en el centro implica tener que desplazarse a otra escuela a la que lo subcontrata, lo que limita las horas totales de formación en él. Además está el factor motivacional, ya que el proceso de aprendizaje mejora cuando el alumnado ve diariamente la cabina de un avión en su centro de formación.
Aparte de contar con un simulador propio, es importante que la instalación esté homologada para diferentes modelos y fabricantes de aeronaves, o al menos para las más comunes entre las flotas de las compañías. Cuanto más amplio sea el rango de homologación del simulador, mejores son las competencias de los alumnos y mayores sus posibilidades de selección los procesos de reclutamiento de las compañías.
La estética y el diseño del simulador no es determinante en sus prestaciones técnicas, pero también es un factor a tener en cuenta. Los alumnos pasarán muchas horas dentro y es importante que sea un espacio agradable. Al igual que las compañías aéreas se preocupan por el diseño y habitabilidad de sus cabinas para que sus pasajeros viajen de forma confortable, el aspecto del simulador puede incidir en la motivación del alumno y es un punto más a tener en cuenta en la calidad de la formación.
Entérate pormenorizadamente de cómo será tu interacción con el simulador, una de las claves principales en la calidad de la formación de los futuros tripulantes de cabina de pasajeros.
