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Foto: www.boeing.com
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26 de julio de 2021

Boeing cumple 105 años como motor fundamental de la historia de la aviación

Pocas corporaciones pueden decir que forman parte de la historia de su industria. Y solo un selecto grupo de ellas están en disposición de afirmar que ha sido un motor fundamental de su sector productivo desde sus orígenes. El gigante aeronáutico Boeing es una de ellas y acaba de cumplir 105 años, más de un siglo desarrollando productos en uno de los ámbitos más competitivos y exigentes del mundo como es el de la aviación y la aeronáutica. Hoy es uno de los mayores fabricantes de aeronaves del mundo, el segundo contratista del planeta​ y el mayor exportador de Estados Unidos en función del valor del dólar

 

Boeing, en el origen de la aviación

Las dos primeras décadas del siglo XX fueron fundamentales para el desarrollo de la aviación. Durante los últimos del siglo XIX fueron varios los pioneros que retaron a la gravedad con investigaciones y construcciones de artefactos que pudieran elevarse del suelo y realizar un vuelo con motor. Avances lentos e insignificantes desde la perspectiva actual, pero verdaderas hazañas para los estándares de la época, de la mano de hombres con ambiciones heroicas que en aquel momento eran vistas como extravagantes.

Los primeros despegues se sucedieron de manera lenta y muy costosa y fueron pocos los que pudieron documentar resultados significativos. El ingeniero francés Clément Ader consiguió realizar, entre 1890 y 1897, 3 vuelos de 50, 200 y 300 metros. Los hermanos Wright realizaron en 1903 el primer vuelo sostenido y controlado de un aerodino impulsado por un motor durante 12 segundos en el que recorrieron 36,5 metros. El brasileño Santos Dumont fue el primer hombre en volar a bordo de un avión impulsado por un motor aeronáutico, estableciendo así el primer récord mundial reconocido por el Aéro-Club de France5​ con un vuelo de 220 m en menos de 22 segundos.

Fueron unos comienzos impulsados por personas que se movían principalmente por motivaciones técnicas y científicas. Ingenieros e inventores que querían desafiar los límites conocidos y excéntricos aventureros con dinero que ansiaban poner su nombre a un fragmento de la historia, ya fuera pilotando los aviones o financiando nuevos proyectos. Algunos visionarios empezaban a ver también las aplicaciones prácticas de estos nuevos aparatos en ámbitos como el transporte o el ejército, más allá de las meras demostraciones recreativas que en aquel momento tenía la aviación como única función.

En este contexto se formó profesionalmente William Edward Boeing, el hombre que en 1916 fundaría la Boeing Airplane Co, primero con el nombre de Pacific Aero Products para después, un año más tarde, darle el nombre comercial que hoy mantiene. Nacido en Detroit 1881, William Boeing se graduó en la Sheffield Scientific School de la Universidad de Yale y empezó su carrera empresarial en la industria maderera del Noroeste de EE.UU. En 1910 asistió a una demostración aérea en California y ahí comenzó su interés en el incipiente en el mundo de los aviones. Ese mismo año compraría los astilleros Heath de Seattle, situados en una zona en proceso de industrialización del río Duwamish, ampliando así sus conocimientos sobre estructuras de madera que tan prácticos le resultaría después para el diseño y ensamblaje de sus aeronaves.

 

Los primeros aviones de Boeing

En 1915 William Boeing compra su primer su primer aparato, el hidroavión Flying Birdcare del fabricante Glenn L. Martin Company, y adquiere un hangar en el lago Union, también en Seattle. Tras estrellar la aeronave pide piezas para repararla y le responden que tardarán varios meses en entregárselas. Es entonces cuando decide aprovechar sus recursos y su conocimiento para dedicar ese tiempo a fabricar su propio avión en vez de esperar a que le sirvieran los recambios. En su hangar diseña y ensambla, con ayuda de un ingeniero de la marina llamado George Conrad Westervelt, su primer aparato, un hidroavión que pretendía mejorar las prestaciones del Birdcare y al que llamaron con las iniciales de ambos, B&W.

Un año más tarde, en 1916, Boeing ya está fabricando aviones a partir de su modelo B&W, desarrollando desde sus astilleros del río Duwamish mejoras constantes con un equipo de ingenieros James Foley y Wong Tsoo y de pilotos como pilotos como Herb Munter y el propio Edward Boeing. Incorporó también a una costurera, Rosie Farrar, que se ocupaba de producir las telas para las alas de las aeronaves.

 

La Gran Guerra como impulso

En aquel momento la aviación estaba atravesando en Europa un momento de acelerada evolución. El estallido de la I Guerra Mundial impulsó una industria de reciente creación que hasta entonces se limitaba a unos ámbitos muy reducidos de apasionados de la ingeniería y curiosos y entusiastas del ingenio humano. Pero las aplicaciones militares de la aviación eran evidentes y los contendientes de la Gran Guerra no quisieron desperdiciar una ventaja que podría ser estratégica.

Las limitaciones técnicas de los aparatos eran aun determinantes y el papel de los aviones en el conflicto se restringía principalmente a tareas de observación de las líneas y posiciones enemigas. Los aparatos eran un blanco fácil para las ametralladoras desde tierra y empezaban a librarse además las primeras batallas en el aire entre quienes entraban en cielo enemigo para realizar observaciones y quienes repelían esas incursiones. Esto provocó que ingenieros y pilotos tuvieran que acelerar mejoras en las prestaciones de los aviones con la consiguiente evolución técnica de la industria, que en ese contexto tenía a su disposición recursos gubernamentales a través de los presupuestos de los ejércitos.

En Boeing no eran ajenos a esta circunstancia. Sabían que la guerra en Europa estaba disparando el uso y desarrollo de los aviones y que una eventual entrada de los Estados Unidos en la contienda exigiría a las empresas aeronáuticas norteamericanas proveer al ejército norteamericano de aparatos competentes. Y, efectivamente, EEUU entró en la I Guerra Mundial en 1917 con la consiguiente demanda de aparatos militares a los fabricantes, concretamente de hidroaviones, una tipología en la que Boeing había estado trabajando durante sus primeros años. Su Modelo C, diseñado y fabricado por primera vez en 1916, gustó en la Marina cuando recibieron su primer pedido de dos aparatos en 1917 y solicitaron 50 unidades más. En 1918 firmaron un contrato con el ejército por valor de 116.000 dólares para construir el HS-2L, un nuevo hidroavión patrullero.

 

Implantación de nuevos modelos de negocio

Pero la I Guerra Mundial finalizó en noviembre de 1918 y la Marina ya no necesitaba realizar nuevos pedidos, reduciendo además las entregas del HS-2L a la mitad del pedido inicial. Además, el mercado de aviones se saturó con aparatos militares que se vendían baratos para uso civil y comercial, provocando la paralización en la fabricación de nuevas unidades que llevó a la quiebra a muchos fabricantes. Boeing consiguió mantenerse gracias a la flexibilidad que le otorgaban sus inicios como astillero y sus conocimientos en el tratamiento de la madera. La empresa empezó a construir muebles y barcos de fondo plano conocidos como “trineos de mar,» lo que le permitió continuar en el negocio y prepararse para nuevas oportunidades y modelos en el sector de la aviación.

En 1919 hizo su primer vuelo con el Boeing B-1, un avión con capacidad de carga que le permitió transportar correo internacional de Seattle a Victoria (Canadá) durante varios años. La década de 1920 sería determinante para el futuro de Boeing, que consiguió desarrollar paralelamente productos en el ámbito civil y en el militar. En 1923 comenzó a trabajar en el desarrollo de aviones caza para el ejército, mientras que en 1925 diseñó y fabricó un aparato para el gobierno, el modelo 40, especializado en servicio postal. En 1928 conquistaría uno de sus grandes hitos al lanzar el Boeing 80, un biplano de tres motores y capacidad para 12 pasajeros que estaba diseñado únicamente para transportar personas.

En aquel momento estaba naciendo el sector de la aviación comercial y Boeing era uno de sus impulsores. En 1933 sacaría el Boeing 247, considerado el primer avión de pasajeros moderno. Fabricado íntegramente en metal, el 247 era más seguro, rápido y fácil de manejar, el primero que podía volar con un solo motor teniendo dos, en una época en que los propulsores eran poco fiables.

A partir de ese momento Boeing fue escribiendo la historia de la aviación comercial hasta la actualidad. Una leyenda vigente de la aeronáutica que firmó creaciones tan icónicas como el Boeing 747. Paralelamente ha desarrollado algunos de los aparatos militares más utilizados de la historia y lanzado una división aeroespacial con múltiples aplicaciones.

Actualmente Boeing se estructura en cinco divisiones principales: Boeing Commercial Airplanes (BCA) (aviones comerciales), Boeing Defense, Space & Security (BDS) (defensa, espacio y seguridad), Engineering, Operations & Tecnology (ingeniería, operaciones y tecnología), Boeing Capital y Boeing Shared Services Group (grupo de servicios compartidos). Un consorcio multinacional que sigue siendo una parte fundamental y activa de todos los sectores e industrias de las que forma parte.

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Fecha de embarque

25 de abril de 2024

Puerta

12

Vuelo

v00456

Asiento

b24

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